El tesoro del Real Balneario Solán de Cabras
Os voy a contar una historia sobre un tesoro escondido. Todo comenzó aquel viernes 24 de abril, cuando llegamos al Real Balneario de Solán de Cabras sobre las 19:00. Nos reencontramos con nuestros amigos una vez más y todo iba con normalidad, cenamos y después nos fuimos a dormir. Al día siguiente, después de desayunar, la recepcionista nos contó un poco a historia del Balneario y de Don Baldomero, también nos contó una leyenda sobre la cruz que se veía a unos cuantos kilómetros más allá del balneario en la montaña. Esta leyenda decía que Don Baldomero, en una de sus excursiones a aquella cruz, dejó un tesoro escondido por esa zona y que no le había desvelado el secreto a nadie, pero que antes de morir escondió las pistas para encontrarlo por el Balneario. Justo antes de morir dijo que alguien se encontraría con esas pistas sin esperárselo. Nos quedó en la mente simplemente como una leyenda y no le hicimos más caso. Pasamos la mañana por la laguna del Tobar todos juntos, haciendo fotos y publicándolas en las redes con el hashtag #amigosdeviaje y haciendo la broma de las migas con huevo.
Al llegar al balneario, comimos y casi todos se fueron a dormir la siesta, hasta las 18:00, porque Mayte había preparado unos juegos para esa hora. Como Laura y yo no teníamos sueño, cogimos unas velas y nos pusimos hacer unas fotos; cambiábamos las velas de posiciones y hacíamos formas con ellas. Nos dio por hacer una cruz con las velas y de pronto, en el suelo, se abrió un pasadizo que daba al maravilloso baño del restaurante. Estaba lleno de velas que indicaban un camino hasta un papel y un trozo de roca. En el papel ponía que si íbamos al Mirador de la Reina veríamos la roca a la que le faltaba este trozo y que si los juntábamos aparecería un mapa en el que se encontrarían las pistas para encontrar el tesoro. Y así fue… El mapa tenía que ser descifrado y necesitaríamos la ayuda de todos para hacerlo. Cuando cogimos el mapa eran las 17:45 y bajamos corriendo para llegar antes de que empezaran los «juegos de la sed«. Llegamos a tiempo y les contamos a todos lo que había sucedido. Nos ayudaron a descifrarlo y finalmente descubrimos que el mapa decía que en la estatua de los jardines, si jugábamos con las fechas del nacimiento y la muerte de Don Baldomero, siguiendo los pasos del mapa, nos encontraríamos con las coordenadas exactas en las que se encontraba el tesoro enterrado en lo alto de la montaña.
Los mayores no le dieron importancia, pero Rafita, Laura y yo fuimos corriendo a intentar encontrar las coordenadas. Tardamos exactamente lo mismo en conseguirlas que los mayores en terminar los juegos de la sed, y cuando entramos en el hotel para contárselo, justo estaban abriendo las cervezas y se quedaron impresionados al verlas; incluso a mi padre se le cayó la cerveza encima de mi cámara de la impresión. Como al día siguiente íbamos a ir a la cruz decidimos buscar el tesoro por si realmente fuera verdad todo esto. En ese instante comenzó a llover y no paró en toda la noche. Nos fuimos a la cama con la esperanza de que al día siguiente parase la tormenta, pero no fue así y tuvimos que hacer una actividad alternativa.
Al final llegó la hora de volver a casa y no tuvimos la oportunidad de comprobar si todo esto del tesoro era verdad. Por esto todos estamos deseando volver para saber si hay algún tesoro escondido o no. Pero la verdad, yo creo que haya tesoro o no, no nos hará falta porque el mayor tesoro es tener amigos como estos con los que compartir los buenos momentos y hacer estos viajes. Creo que ese es el verdadero tesoro: seguir siempre unidos y pasarlo bien juntos y que por muchas veces que nos veamos, no nos cansemos de hacerlo en el Real Balneario Solán de Cabras.
Lucía es una joven dulce, inteligente y muy aventurera… ha visitado el Balneario de Solán con su familia y nos ha escrito este cuento que queremos compartir con todos vosotros. Una bonita historia imaginaria… o quizá no tan imaginaria…